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martes, octubre 07, 2014

Los niños abusados sexualmente: señales de alarma



Ana Alejandre
Fotografía ABC

            Durante los meses que ha durado la caza y captura del llamado pederasta de Ciudad Lineal, muchos padres de niñas en las edades de las que han sufrido los abusos sexuales de dicho monstruo, han estado preocupados y en una alarma constante, temiendo que sus hijas pudieran sufrir el ataque de dicho indeseable, o de cualquier otro pederasta, porque la pederastia es una lacra social desgraciadamente muy extendida no sólo en nuestro país sino en todo el mundo.
            Una vez que han detenido al supuesto culpable de dichos abusos repugnantes con víctimas ciertas y no supuestas, la Guardia Civil ha comunicado una serie de señales de alarma que presentan los menores abusados para que los padres puedan detectar a tiempo si sus hijos sufren dichos abusos y puedan consultar rápidamente con los especialistas (pediatras o médicos de familia) a fin de que confirmen, o no, si las sospechas despertadas por la conducta anómala del menor corresponden a un abuso sexual y no a otras causas que pueden tener incidencia en la conducta del menor afectado.
            Por ser una cuestión de importancia en esta sociedad donde abundan los depredadores sexuales y los niños están muchas veces a su alcance sin que los padres o cuidadores puedan advertir el peligro que ello representa, creo que es importante señalar cuáles son los posibles  cambios de actitudes que sufren los menores y que sus padres pueden advertir y tomar las medidas oportunas, según el citado comunicado de la Guardia Civil que ha sido publicado en la prensa, aunque también advierte que «No existen signos indiscutibles que indiquen la presencia de abuso sexual en menores», por lo que aconseja que cada caso sea siempre valorado por el pediatra o médico, ya que los niños, por regla general, suelen hacer preguntas sobre el sexo y muestran curiosidad sobre dicho tema que puede alarmar a los padres, además de presentar un comportamiento impropio a su edad o costumbres que pueden también ser motivo de sospechas. Por ese motivo, es imprescindible que los padres sepan cuáles son aquellos signos alarmantes que sí pueden indicar la posible existencia de abusos sexuales, pero siempre deben ser valorados por profesionales de la medicina.

            - Cambios muy acusados de comportamiento: pérdida de apetito, llanto continuado y sin aparente motivo, pesadillas, miedo a la oscuridad u otros temores que antes no tenía.
            - Retroceso en su comportamiento que se expresa en actos que corresponden a edades menores, como orinarse en la cama, chuparse el dedo, etc.
            - Expresan algunos aspectos de las relaciones sexuales mantenidas a través de dibujos, juegos, vocabulario, etc.
            -  Se niegan a asistir a la escuela con total rechazo.
            - Expresan miedo a una persona determinada o a estar o ser dejados en un lugar concreto.
            - Muestran una agresividad  muy acusada.
            . Autolesiones o accidentes continuos y, además, pueden tener conductas suicidas.
            - Ropa interior desgarrada o rota, manchada o especialmente sucia.
            - Sangre en la vagina o el recto, picor, dolor o inflamación de genitales.
            - Infecciones vaginales o algún otro tipo de dolencia de origen sexual.
           
            Todos estos consejos son de primordial importancia para que quienes tienen hijos o nietos a su cuidado puedan detectar a tiempo cualquier conducta anómala en los pequeños que puedan significar un motivo de alarma. Después los profesionales de la salud podrán llegar a averiguar si los menores que presentan dicho conjunto de síntomas son verdaderamente abusados, o están causados por otras cuestiones que también es necesario averiguar  para tomar las decisiones oportunas para  que desaparezca el motivo de dicha conducta anómala y repetida de los niños que necesitan ser ayudados, quienes sólo expresan su angustia y sufrimiento a través del cambio normal de su conducta en un grito mudo de dolor.
            Desgraciadamente, la lacra que representa la pederastia que ha existido a lo largo de la historia de la humanidad, con mayor o menor tolerancia y aceptación, se alimenta de víctimas inocentes que quedan marcadas de por vida por unas terribles experiencias que nunca debieron vivir y que son causadas por esas ratas de cloaca como son los pederastas a los que la ley no debería dejar en libertad con tanta facilidad como sucede en la actualidad, a pesar del juicio negativo de los psicólogos de prisiones que advierten que muchos de ellos no están curados de su terrible anomalía psíquica, por lo que representan un peligro social evidente. Así fue el caso del asesino de Olga Sangrador Caballo, que murió enterrada viva, después de ser violada por el canalla que la violó y mató que estaba disfrutando de un permiso carcelario de fin de semana cuando cumplía condena por hechos similares, aunque era también un padre de familia con hijos pequeños, lo que hace a este terrible caso más repugnante y terrorífico.
           
            España es el segundo país del mundo con más descargas de archivos pornográficos infantiles que consumen los pedófilos y pederastas (los primeros miran y consumen dicha pornografía infantil; los segundos, además, actúan y comenten los horrendos abusos sexuales de menores). Con un asqueroso honor como es el consumo de tan nauseabundo material, no es posible pensar que estamos en un país seguro en cuanto a la pederastia se refiere, sino todo lo contrario como muestran las noticias que ofrece la actualidad incansablemente de tan terribles sucesos. Por eso, es tan importante que en el seno de la familia tanto los padres, como en la escuela los profesores y tutores, estén pendientes de cualquier síntoma que pueda despertar las alarmas sobre posibles niños abusados, según los cambios de conducta descritos  por la Guardia Civil.
             No se debe bajar la guardia porque el supuesto pederasta de Ciudad Lineal esté en prisión, ya que hay cientos, miles de pederastas que están buscando siempre satisfacer sus aberrantes instintos en los seres más inocentes y vulnerables como son los niños que, sólo después de ser cometidos los abusos, es cuando empiezan a manifestar una conducta anómala que puede encender la luz de alarma. Desgraciadamente, siempre  se enciende después de que el abuso se haya consumado y el daño físico y psíquico al niño/a abusado/a ya está hecho y le acompañará de por vida.
            Lo importante, por ello, es estar atentos y no bajar la guardia nunca, pensando que en el parque de la comunidad, en la calle al lado del portal, o a la ida o vuelta del colegio que está tan cerca, el niño/a está a salvo, porque las calles están abiertas a los depredadores sexuales a los que no se les puede reconocer a priori ni en aspecto ni en comportamiento, ya que su modus operandi les pide pasar inadvertidos para elegir a la presa más vulnerable y poder así saciar sus perversos instintos.
            Todos pueden ser pederastas, desde el que tiene el aspecto más inofensivo de abuelo sentado en un banco del parque mientras juegan los niños a su alrededor, hasta el estudiante barbilampiño que camina con su mochila cargada de libros. El pederasta no lleva un cartel que va avisando de su condición ni de sus intenciones. Éstas sólo se llegan a conocer cuando ya es demasiado tarde para su víctima que se queda sola ante el peligro para su integridad y su vida que queda a disposición del miserable que la ha elegido entre otras que también han corrido el mismo riesgo, pero han tenido más suerte.